EL CONTEXTO

La última edición de Expoliva nos ha dejado exhaustos y henchidos de satisfacción. Se han superado registros hasta ahora desconocidos, y no sólo en el número de visitantes o que ha sido la feria más internacional de las ediciones celebradas hasta la fecha. Este año ha contado con un hecho diferencial: el aceite ha tenido el protagonismo que nunca antes había logrado. Ése es quizá el gran éxito de un evento que hay que cuidar como oro en paño. Nuestro sector olivarero ha sabido sobreponerse a las inquietudes que dejan una reforma de la Política Agraria Común, a la vuelta de la esquina, y unos precios por debajo del umbral de rentabilidad, y no ha faltado a la cita.

Expoliva se ha consagrado como un gran escaparate en el que, tal y como ha reclamado el propio sector, el aceite de oliva debe tener el peso que le corresponde a través del mercado. Es aquí donde está el valor añadido. Es el mejor escaparate que puede tener el bastión de nuestro tejido productivo. Un sector que es muy sensible a cualquier comentario por lo que en este escenario hay que ser prudente con lo que se dice y como se dice para evitar que se desvirtúen los mensajes.

El ministro de Agricultura dejó caer que en la reforma de la PAC habría un régimen de ayudas de tarifa plana, lo que fue contestado de inmediato por todas las organizaciones agrarias, sin excepción. Tal fue el revuelo que Arias Cañete tuvo que rectificar desde Bruselas desmintiendo que el gobierno estuviera por esa fórmula de reparto.

Está bien eso de rectificar. No es habitual que un político lo haga, o al menos por aquí no estamos acostumbrados. Siempre hay una excusa y un “chivo expiatorio” a quien apuntar con el dedo. No, no es la primera vez, ni la última, en la que algún dirigente “saca los pies del plato” y luego con decir que se sacaron sus palabras de contexto o se tergiversaron sus palabras, asunto arreglado.

No debería ser tan difícil decir eso de “lo siento, me he equivocado”. Si hasta Su Majestad El Rey lo dijo, y no pasó nada. El contexto es el que es y no se puede cambiar. Eso es lo importante.

LOBBYS

¡Bruselas! Otra vez Bruselas. La capital comunitaria parece utilizar con nuestros intereses la táctica del palo y la zanahoria. Nos da un poco y nos quita más de lo que nos da, al menos esa es la impresión que deja en el ciudadano de a pie. Y lo hace con uno de los sectores más importantes de nuestra economía, como es el aceite de oliva. La última, lo de las aceiteras rellenables. Después de anunciar a bombo y platillo su prohibición en los bares y restaurantes, el Comisario de Agricultura, rectifica y recula en base no se sabe muy bien a qué y cede a las presiones de los países del norte. Sí, curiosamente ante aquellos a los que el aceite de oliva les importa un pimiento, pero como marcan el ritmo de la Unión Europea… Pues eso, ¿adivinan quien se joroba otra vez?

Pues sí, amigos lectores, han acertado de plano. ¡Otra vez España la gran perjudicada! Aunque esta vez, y sólo por esta vez está en manos de nuestro país cambiar las cosas como ya ocurrió con la prohibición de las mezclas. Una práctica autorizada por Europa pero prohíba en nuestro país.

Pues con lo de las aceiteras rellenables pasa lo mismo, si el señor Ciolos (Comisario Europeo de Agricultura) ha topado con uno de esos “lobbys” y ha provocado que todo el sector productor ponga el grito en el cielo, ya que consideran la supresión de las aceiteras rellenables como un salto de calidad para nuestro oro líquido y una garantía para los consumidores, ahora está en manos del sector mover los hilos para lograr su objetivo.

¿No necesitará nuestra provincia un lobby de ésos?, me pregunta mi amigo el Tertuliano. No estaría mal crear un lobby de aquí, con su seña de identidad, hasta lo podríamos inscribir en el registro de la Unión Europea para darle total transparencia. A lo mejor así podríamos ver acabados los proyectos pendientes. Hasta podemos crear una ruta de las obras inacabadas. ¡Están hasta señalizadas con sus correspondientes carteles! Son fáciles de localizar. No se precisa el GPS.

El cabildear se ha puesto de moda, cabildeemos. Primero fue la democracia, luego la burocracia. Ambas están “demodé”, ahora lo verdaderamente “in” es la lobbycracia. ¿Quién se apunta?

MALDITOS REFRANES

Lo de la guerra a los carteles emprendida por el equipo de gobierno de la capital va camino de convertirse en una guerra de guerrillas. Hasta el punto que el sindicato CCOO puso los cepillos y las espátulas en la pared e impidió que se quitaran los “papeles” que colgaban de la fachada de su sede. Como diría un castizo “encima que les limpian gratis la fachada, van... y se enfadan”. ¡Cuánta ingratitud!

Pero, a pesar de su oposición sindical, no han tenido más remedio que ceder y cambiar los carteles por camisetas, que cuelgan de los balcones de su sede, como si de un patio de vecinos se tratara. ¿No hubiera quedado mejor poner flores que son más decorativas y para eso estamos en mayo? La presencia policial acompañando a los brigadistas de la limpieza ha sido una razón más que convincente para que los dirigentes sindicales dieran su brazo a torcer. Una oposición que justifican en aras a la libertad de expresión y porque la fachada es una propiedad privada.

En este asunto que no es ni mucho menos trascendental, ocurre lo que en otros, que chocan varios derechos. Si la fachada es una propiedad privada ¿no están sus propietarios obligados a conservarla? ¿La limpieza no es parte del mantenimiento?

A veces los árboles nos impiden ver el bosque. Gastamos las fuerzas en situaciones que a nada conducen. Divide y vencerás, esa famosa frase se hace realidad cuando lo que se necesita es unidad. Consenso, diálogo que nos ayude a salir de la situación de crisis en la que nos encontramos.

La unión hace la fuerza algo que estos días ha quedado más que patente con la celebración de Expoliva. Un escaparate que ha sido capaz de mostrar a todo el mundo el enorme potencial y la gran diversificación que posee. Un sector que puede y debe tirar del carro de nuestra economía. Debe ser una fuente de generación de un buen número de puestos de trabajo. Crear más empleo que los generados durante el último mes de abril donde, por vez primera en muchos meses, el desempleo bajó en la provincia.

¡Ojalá vengan muchos meses de abril como éste! Llevamos muchos meses poniendo buena cara al mal tiempo. Esperemos  no tener que cantar aquello de Gabinete Caligari: “Malditos refranes”

LA REMONTADA

Pues no, al final no hubo remontada. Por mucho que se había hablado del peso de la historia de unos y del buen trabajo realizado por otros, pues eso… el fútbol volvió a ponernos en nuestro sitio. Lamentablemente se cumplieron los tópicos que aseguran que este deporte fue un invento inglés que juegan once contra 11 y en el que siempre ganan los alemanes. Y así fue, para desgracia nuestra, Alemania, otra vez Alemania. Como si no tuviéramos ya bastante con los alemanes en la Unión Europea, ahora también dominan la UEFA.

¡Hay que ver lo que manda la señora Merkel! No se conforma con marcar los dictados económicos y tocar la música a la que toda la eurozona baila, sino que además se permite amargarnos la poquita esperanza que teníamos depositada en el deporte del balón. Era necesaria una remontada que ni las continuas llamadas a la épica y a las noches heroicas pudieron conseguir.

Si nuestros equipos más fuertes del mundo futbolístico necesitaban una remontada, no digo nada de lo que necesitamos  en esta provincia donde la tasa de paro se sitúa muy por encima de la media europea y en la que los casos de exclusión social se han incrementado de forma considerable. Con estos parámetros, la convergencia con nuestros vecinos está cada vez más lejos, por mucho que se empeñen en maquillar las cifras. Los datos son los que son, son tozudos y la realidad más. Jaén dista mucho de militar en la “Champion League” de la economía europea, como lo demuestra la aprobación de medidas contra la exclusión. Un plan para ayudar a los más necesitados dotado con 120 millones de euros que se entiende como un primer paso para la Renta Básica Andaluza. Medidas que pretenden generar empleo.

La Junta tiene previsto destinar 11 millones de euros en la provincia al amparo de un plan que generará unos 70.000 jornales. Once millones de euros que beneficiarán a un buen número de familias y que hay que tomarlo como un leve respiro.

No puede ser de otra forma, en la situación actual 11 millones de euros no son suficientes para que la provincia despegue. Acabar las inversiones todavía pendientes, si sería el inicio de una gran remontada.

GUERRA SIN CARTEL

Por increíble que parezca, el Ayuntamiento de la capital ha decidido emprender su particular cruzada contra la suciedad. Quiere una ciudad más limpia y ha comenzado por los carteles. Sí, el Ayuntamiento ha empezado su particular “guerra al cartel” y lo hace impidiendo la tradicional pegada de octavillas que los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, celebran de forma previa al Primero de mayo. Sí, así, sin avisar, en el lugar de los hechos se personó el día de “autos” el propio concejal de Mantenimiento Urbano con la brigada encargada de la limpieza, lo que provocó momentos de tensión. La cosa afortunadamente no pasó a mayores, aunque se cruzaron palabras, unas más altas que otras.

La presencia del edil de Mantenimiento Urbano en el rifirrafe deja dudas sobre la posible improvisación de la situación. Claro, las críticas no se han hecho esperar y han aflorado por doquier, como los champiñones; sobre todo porque hay lugares en los que se siguen fijando carteles de forma indiscriminada. Los hay de todos los colores y clases. ¡Oiga, hasta con el membrete del Ayuntamiento!

La labor para que Jaén sea una ciudad libre de carteles no ha hecho más que comenzar. Y como dice mi Tertuliano ¡por algún sitio hay que hacerlo!

Lo bueno del asunto está en saber si en la próxima campaña electoral se establecerá un lugar o lugares concretos para que los respectivos partidos políticos fijen las caras de sus candidatos. Ya queda menos para la próxima campaña y que salgamos de dudas. Entre tanto, grabado para los anales de la historia queda la confrontación “munícipe-sindical”. Ahí está colgada en las redes sociales y corriendo como un reguero de pólvora como si la situación en la provincia no tuviera ya bastante mecha. Y todo por un… ¡quítame allá esos carteles!

El anuncio que nadie nos podrá quitar es que somos la provincia con la segunda mayor tasa de paro de todo el país. 124.000 personas, según la última EPA, están sin empleo. ¡Éste sí que es un cartelón! En esto las cosas no cambian, nuestra provincia sigue perdiendo empleo por los cuatro puntos cardinales.

A este paso el único cartel que quedará, será el de “CERRADO”. ¿Creará alguien una brigada para impedir su pegada?

TRANVIA A GÓ-GÓ

Lo del tranvía de Jaén es como para ser analizado. Si Fray Luis de León levantara la cabeza, a buen seguro que le habría dedicado una de sus maravillosas “Odas” que bien podría ser una “Oda a la paciencia”; por no decir a la incapacidad, aunque la que mejor le va es la que hace referencia a la “Vida Retirada”.

¡Qué descansada vida la del tranvía!  Lleva camino de dos años en cocheras, apartado del mundanal ruido y contemplando el “pim, pam, pum” de las administraciones. Ayuntamiento y Junta de Andalucía han encontrado un auténtico filón para ahondar en los reproches. Esta semana se responsabilizaban mutuamente de la situación. Se echaban las culpas los unos a los otros. Y así llevamos… la tira de meses.

El tranvía es el ejemplo de un acuerdo imposible entre administraciones aunque al final los de siempre volvamos a sufrir las consecuencias. Cáritas, al hilo de la crisis y del decreto de vivienda de la Junta de Andalucía, lo dejaba muy clarito el otro día. La situación es tan dramática que nuestros representantes, los de uno y otro lado, deben renunciar a sus principios políticos para ponerse a disposición del bien común. Eso es lo que viene reclamando la sociedad, y precisamente el tranvía es un ejemplo de todo lo contrario.

Con este medio de transporte público convertido en ariete, los unos y los otros han dado lugar a que cumpla el plazo de garantía y los desperfectos sin arreglar. ¿Quién correrá ahora con los costes? Ya les adelanto que bien sea la Junta de Andalucía o el Ayuntamiento, deberemos “rascarnos” los bolsillos. Otra vez. Ciento veinte millones de euros que están “tirados por el suelo” –nunca mejor dicho-. La Junta reniega de la “criatura metálica” y el Ayuntamiento no quiere oír hablar ni tan siquiera de una adopción.

Ambas administraciones sí están dejando clara, al menos de momento, su incapacidad para alcanzar un acuerdo. Tal y como están las cosas más que una Oda, lo mejor sería una nana… Eso, por no poner de música el “Réquiem” de Mozart.

¡MENUDA PELICULA!

En Jaén llueve sobre mojado. ¡Oiga! ¡Y no sólo en el sentido literal! ¡También en el figurado! Como si no tuviéramos ya bastante agua encima, las cifras del paro vienen a echarnos otro chaparrón sobre nuestro mercado laboral.

El mes de marzo nos dejó la cifra de  74288 desempleados. La temporada de Semana Santa no ha servido para mitigar la delicada situación de una economía que se tambalea. Sí, porque Jaén ha vuelto a batir todos los records habidos; registrando la subida del paro más importante de todo el país. La patronal y los sindicatos coinciden, por primera vez en mucho tiempo, en la necesidad de un verdadero plan de choque que ponga freno a este desenfrenado ascenso en el número de personas que cada día salen a la calle buscando un puesto de trabajo. Muchos son los que buscan  y muy pocos quienes lo logran. Las ofertas de trabajo son casi nulas, por no decir que  brillan por su ausencia. Patronal y sindicatos exigen, ya no de forma soterrada, sino a voz en grito, que las administraciones hagan algo para que esta provincia no se ahogue. Piden algo más que un flotador, reclaman  a nuestros representantes un gran acuerdo.

Y mientras, PSOE y PP se cartean, se escriben misivas que, más que de amor, son de reproche. De ésas en las que antiguamente los novios se devolvían los regalos cuando “partían las peras”. Al menos ese cruce de correo postal ha servido para que los máximos responsables de los partidos mayoritarios se reúnan por primera vez en no sé cuánto tiempo. Ahora sólo cabe esperar que esa toma de contacto sirva para establecer puentes de una comunicación más fluida, que se aparquen los desencuentros y se reme en la misma dirección. Están ante una oportunidad única y posiblemente histórica, es su gran ocasión,  porque lo de “El Cartero siempre llama dos veces” queda sólo para el cine. ¡Menuda película! Y yo que hasta hoy creía que el “escrache” era una forma de hacer ganchillo.