EL TIEMPO EN JAEN

martes, 6 de septiembre de 2011

PERDONE QUE DIMITA

Hay que ver. El verano ya no es lo que era. Atrás quedan los años en que el verano era la tranquilidad total y absoluta. No se movía ni una hoja de los árboles. Ahora como que no. Uno se va de vacaciones y cuando regresa todo ha cambiado. A las pruebas me remito. Los Ministros dejan sus vacaciones para celebrar un Consejo Extraordinario, los diputados van al Congreso…
Miren si han cambiado las cosas, que hasta mi amigo el Tertuliano ha dedicado el descanso a meditar y reflexionar y ha decidido tras una profunda deliberación y no pocas luchas internas, que abandona. Que ya no puede más, está exhausto y cansado de caminar contra corriente. Mi amigo llega de vacaciones, entra en casa, y sin apenas deshacer la maleta, comunica que deja la ejecutiva de su partido. Ese partido que le ha visto crecer y a la que ha dedicado gran parte de su tiempo quitándoselo a otras aficiones y a la familia. Presenta la dimisión y se va. Lo hace de forma irrevocable. Pero no lo hace sólo, le siguen un puñado de dirigentes que aseguran que hay que dar un cambio de rumbo en la forma de hacer las cosas.
La decisión corre como un reguero de pólvora. No es para menos en un país en el que todo el mundo conjuga el verbo dimitir, pero pocos son quienes lo practican. En este caso la decisión deja a la ejecutiva socialista en la ciudad de Jaén poco menos que en cuadro. Tanto que estatutariamente no tiene validez al salir de la misma más de la mitad de sus miembros. La situación es tan delicada que los dimisionarios no obtienen el visto bueno de la dirección regional, que voz en grito afirma no ser el momento para crear debates internos ante la inminencia de las elecciones. Una posición que cuanto menos parece absurda. ¿Hasta qué punto se puede obligar a alguien a estar en el sitio que no quiere estar?
Cuando nombran a una persona para un cargo o para ir en una lista concreta debe ser con el beneplácito del interesado. Si éste dice que ya no sigue ¿por qué no puede hacerlo?
En política todo es posible y lo que ahora es blanco, dentro de un rato es negro, o gris. Incluso, a lo mejor hay que pedir permiso para renunciar. No si al ritmo que se suceden los acontecimientos habrá que decir aquello de:
"Perdone que dimita".

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