EL TIEMPO EN JAEN

jueves, 13 de octubre de 2011

ERREFOBIA

Nunca podíamos imaginar que en pleno siglo XXI, el XIX tendría tanta importancia si no fuera por el protagonismo que empieza a tener en estos tiempos de zozobra económica la letra “R”. La decimonovena letra de nuestro alfabeto ha cobrado tanta importancia que llega a convertirse en una auténtica pesadilla.

“R” de recesión. “R” de recorte. “R” de rebaja. Son sólo algunos ejemplos. No hay frase que no contenga alguno de esos vocablos. Las agencias de calificación vuelven a la carga y no sólo no nos despejan el futuro, sino que lo ponen todavía un poco más oscuro. Como me dice mi prima, que no es la del riesgo (por cierto también con “R”), el tiempo que nos ha tocado vivir se torna convulso. Parece que todo lo que nos rodea empieza por “R”. Al menos en los términos económicos se ha convertido en uso y costumbre. ¡Tanto que lo del riesgo parece  un miembro más de nuestra familia!

Recesión. Recorte. Riesgo. Rescisión. Rebaja… ¿Alguien da más? Si a más de uno nos hubieran hablado en el colegio de la importancia de la letra “R” más allá de hacer la “rabona”, alguno se habría especializado en algo que ni los analistas saben cuando ocurrirá, como es la salida de la crisis (palabra también ésta última que necesita de la “r”).

¡Qué importante es la “R”! Tanto que en lugar de una, deberemos elegir entre dos. Sí, entre la doble “R”; la de Rubalcaba y la de Rajoy o viceversa. Sea cual sea nuestra decisión, la soberana y la popular, lo que está meridianamente claro es que ambos llegarán con las tijeras de podar. Seguirán  los recortes, las rebajas, las rescisiones, las reconversiones, un montón de otras “erres”  y hasta dicen que la recesión. Y todo para no agotar el combustible que le quedan a unas arcas, a las que se les ha encendido la luz de la reserva.

¡Qué importante es la letra “R”! Se lo ha ganado a pulso. Ha hecho méritos más que suficientes aunque nos parezca que miramos por el retrovisor a las crisis del XIX. Ya no vale tocar “arrebato”.
Con tanta negatividad, no es de extrañar que algunos le tengamos manía y pánico a la “R”. Al menos siempre nos quedará la “Roja”. ¡Ay, si sus triunfos fueran síntoma de recuperación y riqueza!

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