LA TERCERA VÍA

El PSOE sigue inmerso en su debate interno de un congreso que está a la vuelta de la esquina. Un proceso en el que el resultado parece más abierto que nunca. Chacón, Rubalcaba. Rubalcaba, Chacón. Esa es la cuestión. Al menos de momento aunque no se descarta una tercera vía ¿Socialistas en red? Ahí están y por el momento su voz se hace oír de forma tenue.

Los dos candidatos a la secretaría general de los socialistas siguen recorriendo las agrupaciones en busca de apoyo de la militancia. Ambos se han convertido en andaluces de adopción ya que viajan a nuestra tierra de forma casi constante. ¡Lo que son las cosas! No hay nada mejor que aspirar a seguir en el “candelabro político” para abanderar el andalucismo patrio, ante la mirada neutral y activa de Pepe Griñán que sigue sin decantarse ni por uno, ni por otra.

La neutralidad es buena, pero siempre es conveniente marcar una posición. Ello orientaría a unas agrupaciones socialistas enfrascadas en debates vacuos, que sólo conducen a hacer la grieta más grande, por si ya no lo fuera suficiente la perspectiva electoral que se atisba el 25-M. El PSOE ha dejado de ser esa roca para transformarse en talco que se puede desmoronar en cualquier momento. Para unos Chacón entraña la renovación y Rubalcaba la continuidad cuando los dos tienen un pasado político reciente, y los resultados saltan a la vista.

Los que piden ahora una renovación son aquellos que llevan años pegados a los cargos de responsabilidad. Tiempo hay por delante. Por lo menos cuatro años. Tiempo suficiente para realizar una catarsis. ¿La tercera opción? Como el tranvía de Jaén. En cocheras. Aparcado esperando que alguien le de un empujón para emprender el camino de la recuperación de la confianza entre los ciudadanos. Una tercera vía que de existir no tardará mucho en salir. El tiempo juega en su contra. Poner la maquinaria a punto necesita de los ajustes necesarios y los engranajes hay que utilizarlos para no caer en desuso

Parafraseando a Mariano Rajoy “nada es para siempre”, algo que parece que en nuestra clase política no se tiene asimilado. ¡Cómo será la cosa que nadie quiere entrar en vía muerta! Nadie o muy pocos son los que deciden regresar a cocheras.