EL TIEMPO EN JAEN

domingo, 27 de mayo de 2012

RESPONSABILIDAD CERO

Los “santaneros”, sí los de la chaquetilla azul, han vuelto a echarse al asfalto. Como lo hicieron en el año 1994 han salido a la carretera para reivindicar una solución a su problemática. Lo hacen como antes lo hicieron por la autovía hacia Madrid y Sevilla cuando se marcharon los japoneses de Suzuki. Ahora la marcha ha sido hacia la capital y por una vía secundaria. No les han dejado, como entonces, circular por la vía principal. Los años no pasan en balde. Han transcurrido 14 largos años de incertidumbre para un colectivo que ve cómo los acuerdos del Plan Linares Futuro son, en la mayoría de los casos, papel mojado.

Cuando aquellos gritos de “¡2400, ni uno menos!”   resuenan en la memoria, los compañeros del metal vuelven a la carga. Tras haber demostrado más paciencia que el Santo Job, como los ex trabajadores de Primayor, dicen hasta aquí hemos llegado. Que no aguantan más. Sin trabajo, sin desempleo y pagando el convenio con la Seguridad Social para no perder las cotizaciones, el panorama empieza a ser más que preocupante. Y mientras la administración andaluza, sí aquella que se metió a fabricante de coches, es como sin desentenderse del todo, dejara pasar el tiempo. La Junta de Andalucía ahora gobernada por el bipartito de izquierdas, parece que  no sabe o no quiere saber del asunto,  cuando fue la propia administración quien firmó unos acuerdos que ahora no se cumplen. Compromisos que caen en saco roto aunque estos ex trabajadores los tienen muy presentes y no quieren quedarse en prejubilaciones, indemnizaciones y cursos de formación. Anhelan  que las instalaciones de la antigua empresa automovilística no se conviertan en un solar por ello exigen el plan industrial. Un plan que también estaba firmado.

Estamos demasiado acostumbrados a los incumplimientos. Forman parte de nuestra vida cotidiana. Como dice la canción: “parole, parole, parole”. En este caso las palabras, aunque se las lleve el viento, están negro sobre blanco con sello y rúbrica. No cumplir con la palabra dada sonaría a pantomima como la puesta en escena que se produjo aquel mes de febrero de 2011.

Incumplir cualquier compromiso resulta tan barato que no cuesta trabajo plantearlo, es como cuando no se sabe bien qué hacer ante un problema. Entonces ideamos una comisión o un grupo sectorial. Pero de asumir responsabilidades, cero.

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